Nótese que es sólo eso, un ejercicio de juego político ficción. No implica ninguna preferencia por mi parte, por una u otras opciones.

Si yo fuera el Iván Redondo del PP, es decir, de Pablo Casado, qué le aconsejaría hacer para llegar al poder, él y su partido en todos los ámbitos:

1. Trata a Vox exactamente como el PSOE trata a Unidas Podemos (y a ERC y Bildu). Es decir, estupendamente, como al hermano pequeño que jamás dejaré mi sitio en la mesa de papá y mamá, pero le doy los juguetes que ya no quiero y jamás consentiré que le peguen los matones del barrio.
2. Trata a Podemos, ERC y Bildu, exactamente como el PSOE trata a Vox, en imagen especular izquierda – derecha obviamente. No dejes de repetir que son unos apestados, totalitarios y filo-terroristas, una y otra vez y afea continuamente a quien les dirija la palabra.
3. Trata a C’s exactamente como el PSOE los trata. Combina aparente acercamiento con reproches por no ser claramente de tu bando. Ignorancia hasta desaparición por no comparecencia.
4. Trata al PSOE justo como él trate al PP (esto más o menos ya lo hace).
5. Ve dando una de cal y otra de arena, pero no tú Pablo, sino tus colegas y aliados. Rescata a gente como Cayetana “más facha que Vox” y explota a gente como Ayuso, justo como Sánchez tiene a Celaá o Marlaska, o a todo el equipo de UP, que despierten la rabia del “bando contrario” y atraigan a los votantes del hermano menor.
6. En paralelo ten plañideras que se rasguen las vestiduras de boquilla por el punto anterior, Feijoo y otros que no precisen los votos de Vox, pueden hacer bien el papel, como en el PSOE hacen Page, Lambán o Fernández Vara.
7. Y también perfiles eficientes y centristas, como Robles o Calviño, este punto y el anterior sirven para calmar un poco al bando contrario, cada vez que reciban un “palo ideológico” y también para retener o recuperar a tus votantes más centristas.

Y sobre todo recuerda: Ni una mala palabra ni una buena acción.

Aunque todos los mandamientos anteriores se resumirían en uno: contrata y obedece a Iván Redondo, págale el doble o lo que sea menester o busca a uno igual de competente. Es manifiesto que es un genio del éxito en política, es decir, de cómo alcanzar el poder y mantenerlo. No hay que quitar tampoco mérito a Pedro Sánchez, aunque lo único que hubiera hecho fuera seleccionar bien a su asesor, o coach en lenguaje actual y hacerle caso en todo, ya es mucho más de lo que hacen todos los demás candidatos, los resultados obtenidos son incontestables. En un par de años, presidente del gobierno, sin haber ganado las elecciones, siendo apenas la segunda fuerza más votada. Ha amaestrado a su retaguardia de extrema izquierda y separatista y aún les ha recuperado terreno electoral y además con su sonrisa unánime. El centro ha sido virtualmente destruido, dejando una tierra de nadie donde creo que nadie tiene dudas si votar al PSOE o a C’s; aunque esto es más bien “mérito” del propio centro… Y eso que se supone que la mayoría de los electores se sitúan en ese espacio. Ha partido la derecha en dos mitades, enfrentadas, alimentando a la parte más extrema y a la vez proscribiéndola con el consentimiento de la más centrada que han picado el anzuelo como unos memos (perdón a quien moleste…). A corto – medio plazo imbatible en la práctica.

Si a Pedro le ha funcionado, a Pablo, que ocupa exactamente la misma franja política, pero al otro lado del espejo, con actores circundantes equiparables ¿por qué no le iba a funcionar? Ya sabemos que en España hay una línea de base ideológica inclinada hacia la izquierda, pero del mismo modo, el paro viene una y otra vez a compensarla hacia la derecha.

Concluyo que no digo que esto me parezca bien ni mal, es sólo un ejercicio de política –ficción “desde fuera”.

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