El hombre del norte (película)

Lo primero decirte que este no es un artículo / comentario cinéfilo, sino el de un aficionado a la prehistoria, la historia antigua, la antropología y la mitología y escritor de novelas de aventuras ambientadas en todo ello.

Por supuesto disfruto del cine y las series, pero no se puede decir que sea ni siquiera un aficionado en condiciones y no hablaré de esta película, que, recomiendo fuertemente, desde ese punto de vista. Ahora que ya lo sabes, si quieres, sigue leyendo.

Os dejo aquí un enlace a su anuncio de promoción, por si habéis llegado aquí sin conocerla (tiene ya dos años en el momento en que escribo 16/06/2024):

Vamos entonces con el comentario como “documental antropológico”. En un principio lo puse en mi página de Facebook Iberia Mítica – Rodri recomienda. Como me quedó bastante largo y me gustó, decidí convertirlo en un artículo vistiéndolo un poco más.

La trama, escenificación y acontecimientos son brutales, desde los pocos minutos hasta su final y yo diría que muy fieles al universo ideológico y mitológico real de aquellas gentes. Ambientada en el punto álgido de la era y territorios de dominio vikingos, sin embargo, para mí, no se trata de una película / serie más “de vikingos”, más o menos violenta y descarnada, a la par que bien ambientada, emotiva y entretenida, sino que describe sobre todo un mundo que estaba desapareciendo, con el avance inexorable del cristianismo y de la civilización de base romana.

No hay concesiones ni lugar para el humor, ni siquiera la calma, por lo que no la recomiendo como mero entretenimiento, ya he leído comentarios negativos desde ese punto de vista y los entiendo perfectamente. Como digo, para mí el valor es, sobre todo, documental, de ilustración del concepto existencial de la Europa pagana, en sus últimos refugios. Pienso que aquellas gentes no eran intrínsecamente «malvadas» y que sus actos, para nosotros aberrantes (venganza, masacre, esclavismo, sacrificios humanos, lucha a muerte por deporte) no respondían a la mera codicia, ni a la búsqueda del bienestar personal, ni a motivaciones nacionalistas o políticas (como luego siglos más tarde han sido llevados a cabo por europeos supuestamente cristianos y civilizados), sino a un sentido del deber, del honor y del cumplimiento del destino, según lo que entendían dispuesto por los dioses o por la existencia misma por encima de estos, mostrando una enorme capacidad de abnegación y de sacrificio propios.

Me resulta particularmente interesante, que estas gentes eran, al fin y al cabo, unos supervivientes de la edad del hierro del norte de Europa, que es precisamente donde más abunda la genética que se retrotrae a los habitantes del paleolítico en todo el continente, con lo que obras como esta, pueden servir también para entender las formas de ver la existencia de los europeos prehistóricos, con raíces que se retrotraen varios milenios en ese sentido. Sus planteamientos no son muy distintos de los recogidos en La Ilíada, por ejemplo. Tampoco de ciertos ciclos de los mitos celtas, en especial las tragedias de afrentas y revanchas de clanes gaélicas. La representación de la secta guerrera del lobo, en la que se cría el protagonista, me hace pensar en las vasijas ibéricas levantinas con escenas de guerreros y este animal, psico pompo para ellos.

Inciso: escucho a Trobar de Morte mientras escribo estas líneas. También os los recomiendo fuertemente si os van todos estos rollos, de la antigüedad, la mitología, la épica, la magia.

Sin entrar a juzgar que es mejor o peor ni condenar a nadie, al contrario, desde el cariño y respeto a todas las gentes que nos precedieron (quienes me conocen saben que soy cristiano creyente, podeis encontrar varios artículos míos donde hablo largo y tendido al respecto en este blog), no me extraña que la llegada del Evangelio fuera un choque de concepto brutal, quizá no de 180º pero sí de 90º (ortogonal y complementario, más que justo lo contrario, ya que por ejemplo, tenían bien asumido el sacrificio personal por los demás, siempre que fueran merecedores de ello y ciertos límites y reglas en qué tipo de enemigo matarían), que no entendieran nada la inmensa mayoría y que, una vez convertidos y aplicados algunos cambios en lo superficial y en los rituales, se dispusieran a seguir matando y dejarse matar por el nuevo Dios, según las indicaciones de los nuevos chamanes / brujos, los sacerdotes. Puedo ver cómo esto que sucedió en Europa por última vez en sus confines del norte (Lituania en concreto creo), sucedería muy parecido siglos antes entre los celtas, romanizados o no y entre los habitantes de Iberia. Por lo visto, muchos territorios aislados, montañosos, permanecieron paganos (los que viven en los pagos…) hasta bien entrada la reconquista, nunca habían sido efectivamente romanizados, el visigodo sólo era un rey en Toledo y otro tanto con la ocupación islámica tan urbanita y agrícola. Y algo parecido hubo de suceder por toda Europa.

Ahora sí, la película me parece muy “buena”, dentro de mi falta de criterio cinéfilo. Bien construida y ambientada y muy bien representada por sus actores. Que la disfrutéis, pero no con palomitas, que se os pueden atragantar.

Viví en Dinamarca, trabajando con una docena de escandinavos y sintiéndome “El Guerrero nº 13” (esta sí que os la recomiendo como palomitera… llegué a aprender el idioma a nivel de conversación de bar y trámites sencillos). He pululado mucho en mi vida por las Islas Británicas, Escandinavia y también, aunque un poco menos por la Europa eslava, por turismo y trabajo y he tenido ocasión de trabajar (y beber) mucho con estas gentes. Quiero decir, que con la salvedad de 11 – 12 siglos de separación, el universo de expansión vikingo, no me es en absoluto extraño.

Un último comentario volviendo a mi temática de interés principal. Su visión también puede servir para entender, a los que os interese la arqueogenética y pensando en que el comportamiento “familiar” de estas gentes había de ser mucho más parecido al de los europeos de la edad de los metales que al de la Europa cristiana de la edad media en adelante, por qué los linajes (haplogrupos) maternos están extendidos por toda Europa de una forma mucho más distribuida y equitativa que los paternos y es común encontrar enterramientos y restos de mujeres «princesas» de la edad de los metales lejos de su lugar de origen. Del mismo modo, por qué los linajes (haplogrupos) paternos se han ido imponiendo y concentrando regionalmente, haciendo casi desaparecer otros en muchos casos y no hace falta imaginar invasiones ni masacres sistemáticas planificadas. Pues aquellas gentes carecían de concepto de nación, cultura o religión, que no era algo separado de la vida misma y tampoco les importaba qué lengua hablaban (y muy pocos y rara vez escribían) mientras se entendieran. Sin embargo, tenían muy claro cuál era su deber, que era lo que los dioses y el destino demandaba de ellos, quiénes eran sus antepasados y qué legado y misión habían de dejar a sus hijos.

Gracias por leer. Si estos asuntos del pasado y de nuestros ancestros os resultan interesantes, os recomiendo que os paséis por mi cabecera de artículos relacionados:

https://jocilesferrer.com/iberia-mitica/

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About jocilesferrer

Ingeniero Telecomunicación, Defensa. Escritor, músico, deportista, científico y filósofo. Católico, liberal-demócrata.